Una idea clave en física e ingeniería es la transferencia de energía térmica o el flujo de calor de un objeto o material a otro. Existen tres vías principales: radiación, convección y conducción. Para aplicaciones que van desde el aislamiento doméstico estándar hasta sofisticadas operaciones industriales, es esencial comprender estos procesos y los factores que los impulsan.
La conducción se define como el proceso de transferencia directa de energía térmica de un objeto a otro por contacto. La conducción es una forma de transferencia de calor que tiene lugar cuando el calor viaja de un extremo de un material al otro, donde su temperatura es más baja.
La conductividad térmica del material, el gradiente de temperatura, el área a través de la cual se produce la conducción del calor y la distancia a través de la cual se transfiere el calor se han identificado como los factores que influyen en la velocidad de conducción del calor.
El calor se transfiere por convección, que es el movimiento de los fluidos. Este mecanismo implica la capacidad del fluido para transportar energía de un lugar a otro haciendo que las moléculas del fluido se muevan en masa.
Hay dos tipos de convección: forzada y natural. La convección forzada es inducida por dispositivos externos como ventiladores o bombas. La convección natural es el resultado de las fuerzas de flotación generadas por las diferencias de densidad relacionadas con los cambios de temperatura.
La transmisión de energía por ondas electromagnéticas se conoce como radiación. El calor puede moverse a través del vacío porque la radiación, a diferencia de la conducción y la convección, no necesita un medio para atravesarlo. Cada elemento, en función de las características de su superficie y de su temperatura, emite y absorbe radiaciones.
El control del consumo de energía y la regulación de las temperaturas interiores adecuadas están muy asociados a la eficacia del aislamiento. Algunos de los materiales son la fibra de vidrio, las planchas de espuma y la espuma en spray, que son ejemplos de materiales aislantes que actúan reduciendo la transmisión de calor en las casas a través de la radiación, la convección y la conducción. Las casas bien aisladas consumen menos energía en el proceso de calefacción y refrigeración, con lo que tienen un buen impacto en el medio ambiente.
Energía térmica en los Sistemas HVAC se refiere a la aplicación de los principios en el control de los climas interiores. Métodos como la convección y los ciclos de refrigeración son ejemplos de técnicas de intercambio de calor que se utilizan para descongelar habitaciones interiores en verano y dispersar el calor en invierno.
La calefacción, la ventilación y el aire acondicionado se benefician en edificios residenciales, comerciales e industriales de sistemas energéticamente eficientes y de un mayor confort y calidad del aire interior
Los intercambiadores de calor son dispositivos cuya función es transferir energía térmica de un fluido a otro sin que los dos fluidos entren en convección entre sí. Se utilizan en diversas aplicaciones industriales, como las unidades de calefacción, ventilación y aire acondicionado, la fabricación de productos químicos y la producción de electricidad y otras formas de energía.
Los condensadores, evaporadores, calderas y sistemas de calefacción y refrigeración utilizan intercambiadores de carcasa y tubos, placas y marcos y tubos con aletas. Los intercambiadores de calor se utilizan para minimizar el consumo de energía y maximizar la eficacia del proceso mediante un diseño y un funcionamiento óptimos.
La temperatura es un subproducto del funcionamiento de los equipos electrónicos, y cuando no se regula puede afectar a la funcionalidad y reducir la vida útil de los componentes. Los materiales de interfaz térmica, los ventiladores y los disipadores de calor, utilizados para controlar el calor, son eficaces para transmitirlo y mantener la temperatura de funcionamiento en sus niveles óptimos.
La regulación de la temperatura en diversos dispositivos tecnológicos, unidades de transporte, mecanismos industriales, equipos electrónicos y teléfonos inteligentes garantiza su fiabilidad y productividad, asegura la durabilidad del dispositivo y evita fallos causados por temperaturas altas o bajas.
Los coches consumen mucho calor, de ahí que necesiten buenos sistemas de refrigeración para detener situaciones que pueden provocar el gripado del motor. Los radiadores, los fluidos y los ventiladores ayudan a expulsar el calor del motor para evitar el sobrecalentamiento.
Los motores de los coches modernos con complejos sistemas de refrigeración, como los sistemas de gestión térmica y refrigeración líquida, liberan la máxima potencia, aseguran el máximo índice de consumo de combustible y garantizan las máximas emisiones.
Los sistemas de almacenamiento de energía térmica (TES) permiten desplazar la carga y ahorrar energía mediante el almacenamiento efectivo del exceso de calor o frío. Algunos ejemplos de tecnología TES son el almacenamiento de calor sensible, el almacenamiento de calor latente y el almacenamiento de calor termoquímico.
Se emplean básicamente para mejorar la resistencia de la red, aumentar la incidencia de la generación de energía renovable y ayudar en la gestión de picos de demanda en centrales solares, así como en sistemas de calefacción urbana y energías renovables.
Para eliminar los gérmenes peligrosos y también para aumentar la vida útil y hacer más seguro el producto, la industria alimentaria utiliza procedimientos de tratamiento térmico, como la pasteurización, la esterilización, el escaldado, etcétera.
Comprender los principios de la transferencia de calor es crucial para controlar eficazmente los factores de transformación y garantizar que se consigue el efecto de calentamiento o enfriamiento deseado en los productos alimentarios.
La transferencia de energía térmica también se emplea en la tecnología de congelación y refrigeración para garantizar que los alimentos conserven su calidad y frescura desde el momento de su almacenamiento hasta su transporte.
El control térmico de cohetes y naves espaciales consiste en regular la temperatura de los motores de los cohetes y de los satélites o naves espaciales. Existen sistemas de control térmico pasivo y activo, que se encargan de eliminar el calor generado por la radiación solar, la entrada atmosférica y los sistemas de a bordo de la aeronave.
Para hacer posible la habitabilidad espacial y garantizar así el éxito de las misiones en el espacio, que es un entorno hostil, se desarrollan continuamente nuevos materiales y diseños.
Para optimizar la gestión térmica en diversas aplicaciones, es fundamental comprender los mecanismos y variables que influyen en la transferencia de energía térmica. Podemos mejorar el rendimiento térmico y la eficiencia energética en muchos sectores distintos utilizando calidades de materiales, factores medioambientales y soluciones creativas.
Muchas industrias utilizan los productos Wattco para alcanzar sus objetivos medioambientales, económicos y de producción. Póngase en contacto con nosotros para descubrir qué productos ayudarán mejor a su aplicación y cómo podemos personalizarlos para satisfacer sus necesidades.