Last updated on noviembre 2nd, 2022 at 03:19 pm
La industria farmacéutica depende en gran medida de los calentadores de inmersión para diversos procesos. Pueden facilitar diversos procesos de laboratorio, incluida la higienización de productos médicos y farmacéuticos. En este artículo, se examinarán tres procesos farmacéuticos en los que es necesario un calentador de inmersión.
La esterilización es un paso esencial en la producción de productos farmacéuticos y vacunas. El propósito de la esterilización es eliminar los microbios que tienen el potencial de contaminar los medicamentos recetados y terapéuticos. Los técnicos de laboratorio suelen utilizar filtros estériles para facilitar este proceso.
Dicho esto, estos filtros necesitan ser esterilizados por sí mismos, normalmente después de 14 días de uso. El uso de vapor ayuda a desatascar estos filtros de la contaminación microbiana. Normalmente, esto ocurre entre las temperaturas de 110 °C y 140 °C durante 10-30 minutos.
Un calentador de inmersión puede ayudar a producir el vapor necesario para limpiar estos filtros. Los calentadores de inmersión con tapón de rosca para recipientes de agua son ideales para esta limpieza con vapor y pueden ayudar a mantener al mínimo la contaminación microbiana en los laboratorios. Como ventaja adicional, pueden reducir la necesidad de sustituir los filtros estériles repetidamente.
Inventado en 1879 por un microbiólogo francés Charles Chamberlandlos autoclaves son máquinas que matan los microbios patógenos. Son esterilizadores que utilizan el vapor para eliminar las bacterias, los virus, los hongos y los priones que pueden contaminar los dispositivos y las herramientas médicas o farmacéuticas.
Los calentadores de inmersión aplican altas temperaturas a los recipientes a presión de los autoclaves. Esto permite que el autoclave genere suficiente vapor para eliminar los patógenos que contaminan el equipo médico. Los calentadores de inmersión ayudan a crear un entorno en el que el vapor a presión puede penetrar y eliminar los microbios en 15 minutos o menos.
Los seres humanos han confiado en el proceso de secado de píldoras desde el año 1500 a.C. El proceso sigue siendo en gran medida el mismo, salvo que ahora una sofisticada maquinaria realiza gran parte del trabajo. Los fabricantes de medicamentos utilizan el calor para ayudar a que los excipientes húmedos se sequen y adopten la forma deseada por los fabricantes. El tratamiento térmico facilita esta tarea.
Durante este proceso, los técnicos utilizan fluidos granulados húmedos como el agua, el etanol y el isopropanol para ayudar a que se formen los enlaces en la píldora. El vapor ayuda a que se formen estos enlaces. El uso de calentadores de inmersión para el agua (y otros fluidos) suministra a los recipientes vapor a presión, lo que hace posible la formación de dichas uniones.
Los procesos de desinfección de los aparatos médicos y de creación de compuestos farmacéuticos requieren mucho trabajo y tiempo. En épocas anteriores, eran más arduos, pero el calentamiento por vapor ha facilitado estos procesos. Los calentadores de inmersión, en sus diversas formas, ayudan a crear entornos seguros y funcionales que mantienen la seguridad tanto de los laboratorios como de los productos. También eliminan los residuos, ya que el uso del calor evita la necesidad de desechar componentes como los filtros.
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